Bailar requiere de calcetines, no de zapatos o incluso de pies descalzos pero nunca de zapatos. Esto me lo dijo mi hermana cuando se puso a bailar como una loca en el salón, con la música a tope. Y tenía razón. Puede que los zapatos de ballet ayuden a bailar ballet y los de claqué, a bailar claqué. Puede que unos zapatos de tacón ayuden a bailar en una discoteca. Pero como dice mi hermana, pienso que el baile de verdad, aquel que haces con pasión, con ganas; ese baile loco en el que sólo saltas y saltas y no tienes ni idea de lo que estás haciendo, requiere de pies descalzos. Te conecta con el suelo, con la tierra. Es maravilloso.
viernes, 19 de abril de 2013
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